El Crack-Up de Scott Fitzgerald, una colección de ensayos, cartas
inéditas y apuntes autobiográficos.
(fragmento de Crack-Up)
Esto me llevó a pensar que los que sobrevivieron habían logrado algo así
como una fuga total. Es éste un amplio término y no guarda relación con la fuga
de una cárcel cuando se dirige uno con toda seguridad a otra cárcel, si es que
no lo llevan de vuelta a la misma. “Evadirse” o “huir de todo” no es sino una
excursión en una trampa, aunque la trampa implique los Mares del Sur, que sólo
son para quienes quieren pintarlos o navegarlos. Una fuga total es algo de lo
que no se puede retornar; que es irreparable porque hace que deje de existir el
pasado (…).
Me sentía como esos hombres de ojos somnolientos que solía ver en el
tren local de Great Neck quince años antes: hombres a quienes no les importaba
que el mundo fuera a caer en el caos al día siguiente siempre que sus casas
quedaran a salvo. (…)
Y una sonrisa, ah, tenía que adquirir una sonrisa. Todavía estoy trabajando
en esa sonrisa. Es para combinar las mejores cualidades de un administrador de
hotel, una vieja y experta comadreja social, un director de escuela en el día
de visitas, un ascensorista negro, un marica poniéndose de perfil, un productor
comprando materia prima a mitad de precio, una enfermera de experiencia
empezando un nuevo trabajo, una modelo en su primer anuncio público, un extra
esperanzado pasando cerca de la cámara, una bailarina de ballet con el dedo de
un pie infectado y, por supuesto, el gran rayo de amorosa bondad común a todos
aquellos que desde Washington a Beverly Hills tienen que existir en virtud de
la mueca.
Esta afirmación pertenece al filósofo coreano Byung-Chul Han
del libro La salvación de lo bello. Destaca
que lo pulido, lo liso, lo impecable, son la seña de identidad de nuestra época
y pone como ejemplo las esculturas de Jeff Koons, las depilaciones completas de
hombres y mujeres, los diseño de los teléfonos. ¿Por qué hoy en día gusta tanto
«lo pulido»?, se pregunta Han. Porque no daña, es fácil, no ofrece resistencia.
En lo relativo a la escritura dice también que lo que predomina
es la suma de datos en detrimento de las narraciones, y destaca la metáfora porque
establece un diálogo entre las cosas. Para Han la tarea del escritor es
poetizar las cosas para descubrir las relaciones amorosas que están ocultas en ellas.
Las metáforas enriquecen la forma en la que nos expresamos. Es
una palabra que viene del griego y significa “más allá o
“transferir”. Una metáfora traslada el significado de un concepto a
otro. Hace un uso figurado del lenguaje y en ese sentido, motiva la lectura
activa porque pide al lector que la interprete de la manera que quiera. Los
argentinos solemos usarlas mucho en el lenguaje cotidiano “ponete las pilas”,
“me iría volando”, “me rompés el corazón”.
En síntesis: hay un término real y otro imaginario. El
primero es el que se está haciendo referencia y el segundo es el que ocupa el
lugar del primero. Ambos comparten alguna similitud o aproximación de
significado.
Santiago Moll, autor de un blog educativo premiado, tiene un cuadro que ayuda a entender la diferencia entre metáfora, comparación e imagen.
Figuras retóricas en la escritura
A la hora de querer usar metáforas es aconsejable no recurrir
a las que ya están gastadas como chancleta usada. Dijo Salvador Dalí, “El
primer hombre en comparar las mejillas de una joven a una rosa fue obviamente
un poeta, el primero en repetirlo fue posiblemente un idiota”. Por último, ¿cómo
crear metáforas?
Recuerdo a un escritor que decía “yo miro, miro, miro las nubes hasta que algo se me ocurre”. Cada quien tiene un sistema, el más común es enumerar o describir todas las características de lo que pretendemos metaforizar y después asociar libremente. Hay un juego que es llenar de sustantivos una bolsa y después sacar uno y pensar cómo se conectaría con lo que quiero convertir en metáfora. Claro está que no siempre funciona, pero muchas veces resulta algo bomba.
Cuando David Vann decidió escribir sobre su padre, la familia lo apoyó, menos la abuela que lloró tres días seguidos, le reprochó que no respetara la memoria del padre y le aconsejó acercarse a Jesús. Después ella leyó el libro y lo agradeció porque le había permitido comprender qué le había pasado a su hijo y entendió que David había intentado resucitarlo y eso era una muestra de respeto.
Una de las portada del libro .
Este escritor de sonrisa abierta
nació en 1962 en Adak, Alaska, una isla de unos doscientos habitantes, pero su
infancia trascurrió en el pueblo Ketchikan que tiene alrededor de 8.000. En su
niñez salía a pescar salmones y cazar ciervos con su padre. Durante esa vida
aventurera en la que muchas veces corrieron peligro de muerte aprendió a curtir
pieles, limpiar pescado y cortar leña. A
pesar de la persistente sensación de que algo acechaba cada vez que se
internaba en los bosques, sus recuerdos de infancia en esa Alaska mítica son
maravillosos. Imposible olvidar, por ejemplo, los cientos de salmones en
derredor del barco al entrar en una bahía o el cielo rojo de los atardeceres, y
el verde por encima antes de volverse azul.
Pero un día todo cambió. Los padres
se separaron y David se fue a vivir a California con su madre y su hermana. Tenía
ya 13 años cuando su padre divorciado dos veces a causa de su infidelidad, lo llamó
para proponerle pasar un año juntos en una cabaña en Alaska. La respuesta fue no.
Dos semanas después, el padre se pegó un tiro.
Siguieron 20 años de culpa, vergüenza,
enojo en los que David Vann apenas dormía y en los que se sintió condenado a
repetir lo que su padre había hecho, pensando que en algún momento de debilidad
él estaría ahí, esperándolo.
No nació en una familia sencilla.
En ella hay una historia de violencia, varios suicidios e incluso un asesinato.
Vale contar que después de la muerte del padre, Vann recibió de regalo todas las
armas del padre, incluso el rifle para matar osos con el que se había suicidado.
El hecho fue espeluznante. El hombre se mató mientras hablaba por teléfono con su
segunda mujer (madrastra de Vann). Antes de matarse le dijo: «Te quiero pero no
voy a vivir sin ti». No le importó que la madre de esa mujer también se hubiera
suicidado después de pegarle un tiro al marido por serle infiel.
David Vann tenía 19 años cuando recurrió a la escritura. ¿Qué hubiera pasado si él hubiera dicho que sí? Terminar la novela le llevó diez años y doce en venderla. Lo que escribió los primeros años lo tiró a la basura, no podía salir de la escena cuando supo de la muerte. Era una narración cargada de emoción en las que todos lloraban. Pensar cómo hacerlo fue un largo proceso. La escritura tiene que trasformar la experiencia y convertirla en algo que sea interesante de ser leído, ha dicho David Vann. Cuando supo cómo, le llevó 17 días escribir la mitad del libro.
El argumento trata de un hombre depresivo
y desesperanzado, con dos divorcios a causa de sus infidelidades, que siente la
urgente necesidad de romper con el pasado y empezar de nuevo. Pero no se atreve
a hacerlo solo y recurre a su hijo de 13 años. Le propone pasar juntos un año en
una cabaña solitaria que ha comprado en una isla de Alaska. El hijo acepta, sin
demasiado entusiasmo, por afecto. Los personajes son reales así como las circunstancias
que motivan el viaje, solo que en la ficción el
hijo dice: sí.
Los hechos narrados ocurren en la isla Sukkwan, ubicada a menos de 100 kilómetros de la isla en donde Vann pasó la infancia. Nunca había estado allí y la eligió a propósito para que no lo entorpecieran los recuerdos de los lugares donde había estado su padre.
La llegada a la isla es en avión, el
único contacto que tendrán con el exterior cada tanto. Son los únicos
habitantes del lugar. La cabaña que los espera es bastante precaria y deberán trabajar
duro, sin las herramientas adecuadas, para prepararse a pasar el invierno. A lo
largo del relato el padre sufre mucho y no piensa con claridad. Lo atormentan
sus pesares, sus matrimonios fracasados, el fisco, y no parece registrar la presencia
del hijo. El muchacho se siente sometido a mucha presión por la debilidad y el
carácter depresivo del padre e incluso se verá obligado a tener que cuidar de
él.
Editorial Noma de Barcelona editó un comic Sukkwand Island. Autor Ugo Bienvenu
La descripción de la cotidianeidad en
el ambiente salvaje de ese lugar de Alaska es extraordinaria (a un lector ansioso
le puede resultar redundante), pero está allí al servicio de lo que el autor
quiere trasmitir. La incomodidad de la cabaña unido a la furia del clima llama
a agradecer sentir el cobijo de una cama caliente y qué decir de la sensación
de hambre que provoca la frugalidad a la que se ven sometidos los personajes.
Alaska es el tercer protagonista de esta historia, los olores, la fauna, la flora, las variantes del frío, están sumamente descritas. El paisaje se entremete y nos cuenta cómo son los personajes. Mientras el malestar y la incomunicación entre padre e hijo crece, la amenaza del afuera empeora hasta límites insoportables y refuerza el miedo que ellos sienten (también, el lector). El autor reconoce que aprendió de Cormac McCarthy (a quien leía mientras escribía) que los pensamientos y sentimientos de los personajes se expresen través del paisaje, sobre todo en la novela Meridiano de sangre. Vann logra ese efecto con estilo propio.
Es imposible no preocuparse y sufrir
por ese adolescente, solo con un hombre
tan poco confiable, en una isla inhóspita alejado de todo, y mucho desagrado
por la figura del padre. Pero el autor ha dicho que su intención fue la de lograr
que el lector sienta empatía por su padre, que pudiera acercarse a la
desesperación que sentía, para comprender cómo pensaba. Vann cree que eso es
posible. Aunque si lo razono me parece increíble, por segundos, me pasó.
No voy a hablar más del argumento. En un reportaje, realizado por Página dos de España, se le pregunta si el libro Sukkwan Island fue una escritura terapéutica. Su repuesta me pareció digna de ser tenida en cuenta por todos aquellos que buscan en la escritura una manera de sanar su pasado. Dijo: “la escritura y la terapia tienen que ver con la verdad, pero solo la escritura incluye belleza. Los libros son mucho más y espero que mi libro sea mucho más que terapia”.
Un suicidio es como una
conversación interrumpida, dijo también Vann, y en ese sentido su libro fue, en cierta
forma, una carta a su padre para decirle que lo amaba. En ese sentido no niega
que para él fue muy terapéutico intentar entender a su padre por diez años,
pero recién un año después encontró el significado de lo que había escrito.
La novela, como ya dije, tiene tres
protagonistas y está dividido en dos partes. No hay mucho diálogo y estos no están
marcados por el signo convencional de la raya. En la primera parte se utiliza
el narrador interno del joven, en la segunda parte, la del padre. Prestar
atención que a poco de empezar esta última el personaje del padre utiliza una
shockeante primera del plural que muestra el arte del escritor para manejar las
emociones humanas.
La ficción es redentora porque se puede
cambiar el pasado, dice Vann, y yo no pude dejar de asociarlo con Alfred y Emily, el libro que Doris
Lessig escribió sobre sus padres y su infancia. Ella imagina cómo habría sido
la vida de sus padres si la primera Guerra Mundial que les arruinó la vida no
hubiera ocurrido.
Sukkwan Island, una novela escalofriante, sorprendente e imprevisible, que a veces llega al límite de lo desagradable, le permitió a David Vann ajustar cuentas con el fantasma de su padre. Así pudo superar 15 años de insomnio, también la vergüenza y el enojo que lo envolvió por dos décadas, pero sobre todo logró lo que solo permite la literatura: que su padre vuelva a la vida.
Vann siguió escribiendo novelas. La
última es Acuario y es la primera que
se aleja de sus fantasmas familiares y de los helados paisajes de Alaska. Los
comentarios dicen que el libro navega entre el cuento de hadas y la tragedia
griega. Muero por leerla.
En este espacio podrás encontrar comentarios sobre libros del género autobiográficos que te pueden ayudar a escribir tu historia personal. En cada caso busco hacer una radiografía para analizar el punto de vista, el lenguaje, los recursos.
También te hablaré sobre técnicas y herramientas que facilitan la escritura y sobre novedades del mundo de los libros, poniendo siempre el foco en los géneros del yo.